martes, 20 de septiembre de 2011

El Señor de los anillos


cuando los elfos de Lórien entregan a los expedicionarios unas capuchas y unas capas:

 «de esa tela sedosa, liviana y abrigada que tejían los Galadrim. Era difícil saber de qué color era: parecían grises, con los tonos del crepúsculo bajo los árboles; pero si se los movía, o se las ponía en otra luz, eran verdes como las hojas a la sombra, o pardas como los campos en barbecho al anochecer, o de plata oscura como el agua a la luz de las estrellas. Las capas se cerraban al cuello con un broche que parecía una hoja verde de nervaduras de plata.
—¿Son mantos mágicos? —preguntó Pippin mirándolos con asombro.
—No sé a qué te refieres —dijo el jefe de los Elfos—. Son vestiduras hermosas, y la tela es buena, pues ha sido tejida en este país. Son por cierto ropas élficas, si eso querías decir. Hoja y rama, agua y piedra: tienen el color y la belleza de todas esas cosas que amamos a la luz del crepúsculo en Lórien, pues en todo lo que hacemos ponemos el pensamiento de todo lo que amamos».

Capítulo «Adiós a Lórien» de El Señor de los anillos, John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973)

domingo, 18 de septiembre de 2011

El club de los poetas muertos. "Carpe diem"

¡Oh Capitán, mi capitán!

I

¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha concluido;
El barco ha enfrentado cada tormento, el premio que buscamos fue ganado;
El puerto está cerca, las campanas oigo, toda la gente regocijada,
Mientras los ojos siguen la firme quilla de la severa y osada nave:
Pero ¡oh corazón! ¡Corazón! ¡Corazón!
Oh las sangrantes gotas rojas,

Cuando en la cubierta yace mi Capitán
Caído, frío y muerto.

II

¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Levántate y escucha las campanas;
Levántate —por ti se ha arriado la bandera— por ti trinan los clarines;
Por ti ramos y coronas con cintas— por ti una multitud en las riberas;
Por ti ellos claman, el oscilante gentío, sus ansiosos rostros a ti se vuelven;
¡Arriba Capitán! ¡Querido padre!
Este brazo bajo tu cabeza;

Es tan sólo un sueño aquél en la cubierta,
Tú has caído frío y muerto.

III

Mi Capitán no responde, sus labios están pálidos y quietos;
Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad;
El barco se encuentra anclado sano y salvo, su viaje concluido y terminado;
De una horrorosa travesía, el barco vencedor, viene con un objeto conquistado;
¡Regocíjense, oh riberas y repiquen, oh campanas!
Pero yo, con lúgubre andar

Camino la cubierta donde yace mi Capitán,
Caído, frío y muerto.


1865
Walt Whitman (EEUU, 1819-1892)




Venid amigos
No es tarde
para buscar un mundo muevo,
pues sueño con navegar
más allá del crepúsculo
y, aunque ya no tengamos
la fuerza que antaño
movió cielos y tierra,
somos lo que somos:
un mismo temple
de corazones eróticos
debilitados por el tiempo, pero
voluntariosos para luchar,
buscar y encontrar
y no rendirse.


Alfred Lord Tennyson (GB, 1809-1892)


Agustín de Foxá, Madrid de corte a checa.




"Foxá narra de forma magistral la frivolidad de la corte y el ambiente cultural y político antes del advenimiento de la república.
Con pinceladas costumbristas, con una narración impactante, el autor ofrece su visión sobre la desproporción entre la mezquindad de las élites intelectuales y políticas y el fervor popular ante los cambios políticos.
Finalmente, la utopía ideológica y deshumanizadora fracasa de nuevo, y la consecuencia vuelve a ser una aproximación al abismo de la injusticia y la sinrazón humana."

Una extraordinaria novela para comprender en clave falangista los acontecimientos históricos pero siempre desde un punto de vista intencionado. Libro recomendable como lectura crítica, necesaria en todos los libros escritos en esa época.

J.D. Salinger, El guardián entre el centeno.

"Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan en él. En cuanto empiezan a correr sin mirar a donde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura."