martes, 20 de septiembre de 2011

El Señor de los anillos


cuando los elfos de Lórien entregan a los expedicionarios unas capuchas y unas capas:

 «de esa tela sedosa, liviana y abrigada que tejían los Galadrim. Era difícil saber de qué color era: parecían grises, con los tonos del crepúsculo bajo los árboles; pero si se los movía, o se las ponía en otra luz, eran verdes como las hojas a la sombra, o pardas como los campos en barbecho al anochecer, o de plata oscura como el agua a la luz de las estrellas. Las capas se cerraban al cuello con un broche que parecía una hoja verde de nervaduras de plata.
—¿Son mantos mágicos? —preguntó Pippin mirándolos con asombro.
—No sé a qué te refieres —dijo el jefe de los Elfos—. Son vestiduras hermosas, y la tela es buena, pues ha sido tejida en este país. Son por cierto ropas élficas, si eso querías decir. Hoja y rama, agua y piedra: tienen el color y la belleza de todas esas cosas que amamos a la luz del crepúsculo en Lórien, pues en todo lo que hacemos ponemos el pensamiento de todo lo que amamos».

Capítulo «Adiós a Lórien» de El Señor de los anillos, John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973)

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